
Si, la felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante. Todo en esta vida es relativo y tiene la importancia que le queramos dar. Ser feliz es tan sencillo como darle importancia a las cosas buenas que nos pasan diariamente y olvidar las negativas.
Desde otro punto de vista, el hombre más feliz del mundo será aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio. El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos intereses y afectos que, a su vez, le convierten a él en objeto de interés y el afecto de otros muchos.
Pero por otro lado, queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad.
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